¿Por qué no se solicitan más Custodias Compartidas?
Jorge Olivares
Hace unos días leía una crítica a la custodia compartida en un artículo de un diario de Murcia, se titulaba “Un falso debate sobre igualdad: la custodia compartida” de Rosa Peñalver. Y pese a lo que muchos pensarán que voy a decir, en parte lleva razón, pero hay que aclarar ciertas cosas.
Ofrecía un dato del INE donde se refleja que sólo el 10% de los hombres pide la custodia compartida, lo cual bajo mi punto de vista es, independientemente de si es un 20% o incluso un 30%, penoso. Y es algo en lo que coincidimos, esos padres que no quieren hacerse cargo de los hijos es a los que hay que condenar al pago de pensión y toda crítica como malos padres. O mejor dicho, simplemente progenitores. Esos quedan excluidos de este análisis, los hay, los conozco y los critico en la cara… Tener hijos no es un capricho. También hay que entender los que por su puesto de trabajo no pueden hacerse cargo y aceptan sea la madre la que los cuide, como me confesaba un camarero de un bar que sólo libraba un día a la semana mientras su expareja era maestra. Su horario no le permitía estar en casa cuando están sus hijos y no tenía opción de cambiar esto.
Sin embargo hemos de hacer una reflexión a ese dato, ¿por qué no piden más hombres la custodia compartida? Hagamos un breve análisis.
Cuando un padre comprometido se separa, al igual que la madre, se está sumiso en un gran dolor… Intentas apoyarte en todos los que te rodean y lo primero que te dicen es “los hijos son para las madres” Uno no quiere aceptarlo e intenta negociar, pero el rencor, odio o miedo a lo desconocido o al qué dirán si dejo que “mis” hijos no estén todo el rato conmigo, su madre, hace que esta negociación a veces sea imposible.
Entonces el hombre acude a un abogado, y lo primero que le dice es, esta es una batalla difícil, casi imposible, tienes 1 de entre 10 opciones de tenerla. Lo mejor es firmar un convenio y ahorramos tiempo, dinero y pleitos que no llegan a nada. En ese convenio ya se da la custodia a la madre, ya se le condena a ser esclava de los cuidados de los hijos, y el hombre un visitador que debe pagar. También el uso y disfrute de la casa es para los hijos.
Leí una vez un estudio donde analizaban las posibilidades de salir absueto de un asesinato o un robo, eran muy superiores a obtener la custodia compartida. Así, puesto que es lo primero que te dice el abogado y parte de tus amigos, y teniendo en cuenta el estado emocional en el que te encuentras ¿quién va a pedir una custodia compartida?
Por último, el hombre ya mermado emocionalmente mira la cara de sus hijos y piensa “lucho hasta el final, os lo merecéis” decide poner una demanda y comienzan una nueva etapa de problemas. El medio buen entendimiento “lo hacemos por nuestros hijos” se acaba por parte de la progenitora que sin empezar lo ha ganado todo. Y que como cualquier ser humano, del sexo que sea, no está dispuesto a perder. Creo que si la película fuera al revés el hombre no querría conceder tampoco nada.
Según datos recogidos por el juez de familia don Francisco Serrano, algo sabrá de esto, el 70% de los hombres que se embarcan en esta cruzada acaba con una denuncia de malos tratos. Algunas inventadas, otras provocadas porque es la manera fácil que el abogado les indica que deben seguir para que el proceso no se eternice. La mujer que hace esto, sin escrúpulos, usando herramientas jurídicas tan delicadas y necesarias para las verdaderas víctimas no se da cuenta del daño que hace, incluso a sus propios hijos. Éstos el día de mañana les preguntará “mamá, y ese señor, al que tú amaste y con el que decidiste traernos al mundo ¿cambió de la noche a la mañana y ahora es un maltratador?”
Y por último las que en una acalorada discusión, tenemos que tener en cuenta que objetivamente al hombre le van a arrebatar sus hijos, expulsado de su casa, sin pertenencias, sin dinero, sin dignidad,… Es “normal” que se le pase por la cabeza, desde suicidarse hasta decir un “te vas a enterar” De hecho ambas partes lo hacen sólo que una lo tienen todo ganado, hasta la libertad de menospreciar e insultar al que hasta ahora era su pareja. El otro ha dictaminado su propia sentencia.
Así que después de este análisis sólo me queda concluir con advertir que iniciar un proceso para obtener la custodia compartida es toda una aventura al más puro estilo Indiana Jones, con sus bolas de fuego y calabozos.
Que la ley debería contemplar que si un padre la pide, y está dispuesto a emprender esta batalla, habrá que escucharlo y no darle el famoso régimen de 26-4. Y por tanto como bien refleja el modelo de Arkansas, el progenitor que más dificulte la custodia compartida será el que la pierda, siendo incluso delito cambiarse de estado o de provincia, decidiendo unilateralmente donde vivirán los hijos y alejándolos del otro progenitor.
Es la realidad actual, por desgracia. Esperemos cambie en breve ésta discriminación hacia lo que conlleva ser padre separado. Ánimo a todos los padres que estamos en ésta aventura.
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